Un antiguo galán toco a mi puerta hace algunos días, bueno mas bien toco a mi facebook, para el caso es lo mismo, platicamos un rato y después me pidió una cita, pensé que me la he llevado rechazando invitaciones y entonces le dije que si y quedamos en hora y lugar.
Nos encontramos y platicamos medio largo y medio tendido, recordamos nuestros dias de locura pasional y me di cuenta que ya no coincidimos en muchas cosas, que vemos la vida de diferente manera, que entendemos la libertad y las relaciones de pareja de otro modo y que hasta una aventura de cero compromisos seria una perdida de tiempo total. No me la pase mal, pero tampoco me quedaron ganas de repetir así que cuando se despidió y me pregunto cuando nos podíamos volver a ver, quize confiar en que era por puro compromiso y le dije que nos pusiéramos deacuerdo por msjs otro día.

La velada fue sensacional, conforme iba transcurriendo el tiempo la gente alrededor se iba animando cada vez mas, reinaba ese ambiente bohemio e hipnotizador que caracteriza estos eventos, yo traía un café en la mano, tirada en el césped con el cielo negro por lo alto y un aire fresco propio de los dias de abril, los últimos que nos quedan de buen clima, disfrute cada estrofa, cada nota musical, cada sorbo de café y cada exaltacion del corazón cuando tocaba una de mis canciones favoritas.
Y en ese momento lo entendí a la perfección, no necesito ni quiero algo mas, en este momento de la vida lo que disfruto es justamente esto, mi propia compañia, y hacer exactamente lo que estoy haciendo, aprendiendo a estar en el momento y contruyendo la mas importante relación que puede existir la mía con mi interior, sanando mis heridas y dandome cuenta que gracias a Dios he cambiado con el paso de los años y que me gusta la mujer en la que me estoy transformando, aunque a veces me cueste trabajo darme cuenta.
En Guanajuato me paso algo similar, una de las noches que mas disfrute fue una de esas en las que salí a caminar sola, me encontré con un lugareño de los que habíamos conocido en días pasados en los paseos y platicamos y me rei, pero lo mejor fue cuando pude disfrutar de una bebida caliente en una de las plazuelas con música callejera y un poco de lectura con solo mi compañia.
Así que por hoy les puedo dar la razón cuando me escriben y me dicen que yo sola puedo estar bien, pese a la enseñanza general de la sociedad, de que a mi edad lo mejor seria tener a alguien solo por tener compañía.