martes, 17 de julio de 2012



Sentada en una banca del malecón, con los ojos cerrados volteando hacia el horizonte, sintiendo la brisa que golpeaba mi rostro con ternura, y la piel empezando a achicararse por los rayos del sol que durante el día carcomieron de pokito a pokito la juventud de la misma, escuchaba el va y ven de la marea que iba subiendo y algunas aves revoloteaban aun sobre mi cabeza; entonces sentí tu presencia a mis espaldas, y no sabia si quería mirarte igual o prefería quedarme ahí, inmóvil, dejándote contemplarme, creyendo que no había notado ya tu mirada.
Podría voltear y brindarte una sonrisa, y romper con ese silencio, y lanzarme a tus brazos y apretar fuertemente mis labios contra los tuyos y sentir la fragancia de tu piel con un ligero toque de sal, y asi acabar con ese instante en el que me contemplas y me siento el centro de tu universo, o esa obra de arte que kisieras tener para siempre en tu colección personal.

Entonces siguiendo con la encrucijada en mi mente decido abrir mis ojos y resulta que si, estoy sentada, en la orilla de mi cama, con una pared morada como única vista y la playa y tu fueron solo parte de mi imaginación.

2 comentarios:

Jo dijo...

mi chocolate. te voy a dar un pellizco


abrazo¡

pato dijo...

Nooooo, la magia se acabó ?

El arte de mi querida jolli

El arte de mi querida jolli
muchias graxias por el regalito